Con luces apagadas y a puertas cerradas funcionaba un local clandestino que ofrecía el servicio de internet en condiciones antisanitarias: sin exigir mascarillas ni distanciamiento social. La mayoría de sus clientes eran menores de edad.
Los dueños intentaron agredir a los fiscalizadores del distrito. Uno de los agentes constató que las máquinas no tenían filtro para evitar que los menores ingresen a páginas para adultos. El negocio, ubicado en la urbanización Jorge Chávez del distrito de San Luis, fue clausurado y multado con el 30% y 70% de una UIT.