Tuvieron que pasar 36 años en una cárcel de Baltimore (Estados Unidos) por un crimen que no cometieron, tres estadounidenses afroamericanos quedaron en libertad gracias a un juez que revisó el caso que les condenó injustamente a cadena perpetua.
Alfred Chestnut, Andrew Stewart y Ransom Watkins, quienes actualmente bordean los 50 años, estaban cumpliendo condena por el asesinato de un estudiante de 14 años de edad en 1983, ocurrido en la escuela secundaria Harlem Park en Baltimore.
“No tengo palabras, solo agradezco a Dios”, expresó emocionados uno de ellos. La abogada de los tres afroamericanos denunció que fueron sentenciados por un mal accionar fiscal y policial.
Según anunció su defensa, ellos serían compensados por las autoridades por el tiempo que permanecieron tras las rejas.