Rusia y Occidente enfrentan uno de sus peores momentos políticos tras la Guerra Fría, ya que 21 países decidieron expulsar a funcionarios rusos en respuesta al envenenamiento del espía ruso Serguéi Skripal y su hija, el pasado 4 de marzo en Londres, tras ser expuestos a un agente químico, según fuentes oficiales.
En total, son más de 100 oficiales los que deberán abandonar esas naciones. “Se trata de la mayor expulsión colectiva de agentes de inteligencia rusos en la historia”, comentó la primera ministra británica, Theresa May.
El mandatario estadounidense expulsó a 60 funcionarios rusos y exigió el cierre del consulado en la ciudad de Seattle, en Washington. De acuerdo a fuentes del Gobierno, esta medida servirá para “enviar un mensaje claro a los líderes rusos”, aumentar la seguridad nacional y reducir su capacidad de espionaje.
Ucrania expulsó a 13 diplomáticos, Canadá, Alemania, Francia y Polonia a 4 cada uno, mientras Holanda, España, Dinamarca e Italia, a 2 funcionarios rusos. “El Consejo Europeo coincide con el Reino Unido en que Rusia es responsable del ataque en Salisbury”, expresó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.
Islandia por su parte, anunció un boicot diplomático contra el mundial de fútbol. Los políticos más influyentes no asistirán a la Copa del Mundo. La Primera Ministra británica agradeció las muestras de solidaridad, mientras el presidente ruso, Vladimir Putin, calificó estos gestos de provocadores y aseguró que no se quedará sin respuesta.
