Los nexos de Odebrecht alcanzaron a importantes líderes políticos en Latinoamérica. Tal es el caso del expresidente de Brasil Lula Da silva, quien fue condenado a 9 años y medio de prisión por corrupción y lavado de dinero. En esta misma línea, directivos de la empresa confesaron haber sobornado a Michel Temer desde el 2010. Sin embargo, el Congreso lo salvó de una posible acusación por los delitos de asociación ilícita y obstrucción a la justicia.
Por último, el vicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, también fue condenado a seis años de prisión, por sus vínculos con la constructora brasileña.