El reciente atentado contra Miguel Uribe Turbay, precandidato a la presidencia de Colombia, ha encendido las alarmas en América Latina y reavivado el recuerdo de magnicidios y ataques políticos que han marcado la región, incluido el Perú.
Hace exactamente 92 años, el 30 de abril de 1933, el entonces presidente peruano Luis Sánchez Cerro fue asesinado tras una ceremonia castrense. El mandatario se encontraba en su automóvil presidencial cuando un joven militante aprista, Abelardo Mendoza Leyva, se acercó y le disparó a quemarropa.
Más recientemente, en agosto de 2023, el candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio fue asesinado en el norte de Quito, tras haber denunciado reiteradas amenazas en su contra. En 1980, el exdictador nicaragüense Anastasio Somoza fue asesinado en Paraguay cuando se desplazaba en su vehículo, a escasos metros de su residencia.
VIOLENCIA POLÍTICA
Ante este panorama, el internacionalista Juan Velit advirtió que estos escenarios no están alejados de la realidad peruana. “Esta es una experiencia que puede repetirse en el Perú”, declaró, al referirse al clima de tensión e inseguridad que podría marcar las próximas elecciones generales.
