Todo apunta que la violencia y el caos que estalló el último lunes en Juliaca ya tenía sello y firma desde diciembre, un documento firmado por dirigentes de distintas regiones del sur da cuenta que, la violencia que enlutó a una ciudad entera, estaba estratégicamente planificada.
El pasado 30 de diciembre, un grupo de dirigentes de Puno, Apurímac y Cusco se reunían en Arequipa en la denominada Asamblea Macrosur, en este cónclave -además de ordenar el reinicio del paro, se definió la estrategia que se usaría para las movilizaciones de enero; estrategias basadas en el ajusticiamiento, las represalias severas y la insurgencia contra aquellos que no apoyen las movilizaciones.
LOS ACUERDOS
Tras dar finalizada la Asamblea Macrosur en Arequipa, algunos dirigentes salieron en aparente actitud pacífica a anunciar la fecha del reinicio del paro. Sin embargo, lo que no dijeron estos mismos dirigentes es que dentro de este cónclave también se acordó radicalizar las protestas para hacer cumplir su pliego político una de las medidas adoptadas fue que todo policía o militar infiltrado sería capturado y ajusticiado, tal y como ocurrió la madrugada del martes en Juliaca cuando un grupo de 80 vándalos dispararon y quemaron al suboficial de tercera José Luis Soncco Quispe.
Otro de los puntos que sugiere este acuerdo es identificar a los familiares de aquellos policías que opten por la represión la violencia. Además este documento sugiere a los manifestantes evitar contactarse con personas desconocidas sospechosas o foráneas, también indica que en el caso de bajas civiles, producto de los enfrentamientos, habrá represalias severas contra los policías locales.
