Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca de 842 mil personas de países de ingresos bajos y medios mueren cada año, como consecuencia de la insalubridad del agua y de un saneamiento y una higiene deficientes.
El consumo de la llamada “agua cruda”, nombre con el que se denomina al agua sin tratar y, por tanto, sin depurar con lo que ello conlleva puede ser muy dañino para la salud. Esta situación contrasta con algunas tendencias de moda en Occidente, donde se bebe agua cruda por pura excentricidad.
“El agua cruda no tiene garantía ninguna, porque cuando voy al campo, por muy virgen y muy limpio que me parezca el paraje es agua superficial, expuesta a miles de contaminantes y no ofrece garantías”, asegura la Cátedra de Hidrología Médica de la Universidad Complutense de Madrid.
Cabe recordar que enfermedades como el cólera, la disentería, el tifus o la polio se transmiten a través del agua no potable.
