El Hospital de emergencias de Ate nació como símbolo de la lucha contra el coronavirus. Los pacientes críticos recibirían atención especializada, pero a los pocos días de su inauguración la Contraloría de la República detectó que apenas contaba con 20 camas UCI y que 35 de los ventiladores mecánicos no funcionaban.
Cuando el Hospital de Ate abrió sus puertas para atender a los pacientes graves, nunca se advirtió que una vez hospitalizados poco o nada se sabría de su diagnóstico e incluso hasta el día de su muerte. Es por ello que decenas de familiares denuncian que no reciben información de sus pacientes hospitalizados.
Según los protocolos de bioseguridad establecidos por las autoridades de salud, no se admiten visitas. Los familiares aseguran que, no hay conversación previa, ni un informe esperanzador o desfavorable que los prepare para lo peor, la tragedia deriva en un inevitable llanto de impotencia. Mientras que, las estadísticas se elevan. Hoy en nuestro país se registran 5287 pacientes hospitalizados.