Hemos sido testigos de escenas condenables, donde el maltrato y el abuso terminan lastimando a los animales. Seres indefensos que tienen que soportar las miserias emocionales de quienes los agreden sin piedad.
Como le paso al tierno Guido, un labrador que fue intencionalmente arrollado por una bestia al volante, o al perro de una mujer mexicana quién después de envenenarlo lo colgó para ahorcarlo, los vecinos tuvieron que ingresar a la fuerza para intentar salvarlo. Casos de abuso animal como estos ocurren constantemente y lo peor es que en muchos casos son perpetrados por sus propios dueños.
Según el popular veterinario, Pancho Cavero, los agresores de animales son personas sin valores que representa un riesgo potencial para la sociedad.
Hoy nuestra legislación castiga el maltrato animal con penas privativas de la libertad; 2 años de cárcel si hay maltrato y 4 si es que el animal muere producto de este maltrato. El asunto está en no convertirnos en cómplices y denunciar cuando seamos testigos de estos abusos.