En pleno auge de su ‘guerra popular’, Sendero Luminoso inició una campaña de terror en Lima a través de varios atentados. El de Tarata fue el primero y el más letal de una serie que causó 25 muertes y que mantuvo en zozobra a la capital del Perú durante una semana.
Aquella noche, Sendero Luminoso perpetró otros dos ataques, uno en Villa María del Triunfo y otro en Villa El Salvador, donde hizo explotar coches bomba en dos comisarías, dejando de esta manera sin policías a Miraflores, pues acudieron varias patrullas al sur de Lima.
La destrucción de los edificios dejó a 485 familias en la calle, la onda expansiva llegó incluso a reventar los vidrios de cinco hoteles miraflorinos. Nada de esto importaba en aquellos momentos, pues los ojos de quienes lo habían perdido todo estaban puestos en los niños y ancianos heridos.
Aunque han pasado 24 años de aquella horrenda noche, los residentes de la calle Tarata no puede olvidar el gran daño que les causó el senderismo, heridas abiertas que no cierran y que aún enseñan a las nuevas generaciones la maldad con la que un grupo terrorista con gran poder destructivo, atacó al Perú.