Los estados brasileños de Sao Paulo y Río de Janeiro fueron azotados por torrenciales lluvias que dejaron inundaciones, deslizamientos de tierra y desborde de ríos. Varios autos quedaron sumergidos, mientras que otros fueron arrastrados.
Por otro lado, en México, la explosión del volcán Popocatépetl dejó una columna de humo y cenizas que alcanzó una altura de tres mil metros. Las autoridades del país azteca recomendaron a la población evitar acercarse al macizo de más de 5.402 metros sobre el nivel del mar.
Mientras tanto, el norte de Israel, también es golpeado por inundaciones. Tractores y vehículos militares tuvieron que hacerse presentes a la ciudad de Nahariya, para auxiliar a las personas atrapadas. El agua dañó varias propiedades.