Con latigazos, golpeándose el pecho o el rostro con dagas hasta quedar cubiertos de sangre, así celebran los chiitas el Día de Ashura, considerado por los musulmanes de esa corriente como una jornada de luto y recuerdo.
Los sangrientos rituales en los que asisten tanto los adultos como los niños buscan rememorar el martirio del nieto del profeta Mahoma, el imán Hussein, ocurrido en el siglo séptimo, en la ciudad de Karbala.
Y en plena conmemoración de la mayor festividad de la rama del islam opuesta al sunita, 17 personas han fallecido en ataques del autodenominado Estado Islámico contra dos templos de Kabul en Afganistán.